Tres de la madrugada de la noche más vieja del año. Segunda visita. Teresa y Carlos. Es lo bueno de vivir en el centro. Los amigos ven la luz encendida, tocan el timbre (desconectado para evitar los abusos de las hordas), hasta que me llaman por el nombre y salgo al balcón a ver si son gente de paz.
viernes, 1 de enero de 2010
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