Son momentos que merecen la pena ser vividos. De esos que se guardan para siempre. Los discursos de Rosa María Calaf y Joan Manuel Serrat merecerían ser leídos y releídos muchas veces. Los días 18 y 21 de junio tienen un sabor especial. Una periodista comprometida clama por que la educación y los medios vuelvan a tener el peso que merecen. Y un caballero, de apellido Serrat, expresa su gratitud con una elegancia y fina ironía que son marca de fábrica.
domingo, 27 de junio de 2010
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