El mensajero es intercambiable. Es Coca-Cola pero podría ser Pepsi. O El Corte Inglés. O un coche de alta gama. Pero el mensaje es precioso. Llegan los tiempos de los buenos deseos. Como si todo el mundo se instalase en los territorios de este Almario. Donde nadie habla mal de nadie. Donde todos se quieren. Como en un musical.
lunes, 29 de noviembre de 2010
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