Una vez que ha terminado la 57 edición de la Seminci quedan multitud de recuerdos agolpados en la mente. Muchas películas. La mayoría duras y descarnadas. De todas ellas, evoco la proyección de la película de Jacques Audiard 'De óxido y hueso' como una experiencia tremenda y atroz, de las que te noquean como un puñetazo.
viernes, 2 de noviembre de 2012
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