Comentaba ayer que de entre todo lo bueno que tiene venir hasta El Escorial, una de las cosas mejores son los reencuentros con la gente por la que uno siente aprecio. Es el caso de Víctor, una de las cabezas mejor amuebladas que han pululado por estos lares en los últimos años. Uno de estos seres con los que la vida queda enaltecida a través de su letra pequeña. La mejor.
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