martes, 2 de junio de 2009

PRIVILEGIO







Cuando leía ayer la crónica que firmaba Jesús Ruiz Mantilla en 'El País' relatando las impresiones que le había causado el concierto del pianista Lang Lang en Madrid, sentí una envidia profunda y malsana. Cómo me hubiese gustado estar allí. Y sentir como él. Emocionarme como él. Dejar que mi vello se erizase como el suyo. Sabiéndome un elegido, primero por estar ahí, y segundo, por tener la sensibilidad suficiente para disfrutar de todo ese talento.
Releí el texto del bueno de Jesús, al que conozco bien, imaginándolo tan feliz como cuando salíamos de algunos de estos conciertos de música coral compartidos en Cuenca, y de pronto caí en la cuenta. ¿De qué me quejo, cuando en realidad tengo tanta suerte como él? ¿De qué puedo tenerle envidia, cuando precisamente hace sólo unas horas tuve el privilegio de vivir sensaciones tan intensas?
El fin de semana tuvo un nombre, el de José María Pou. O varios en uno, el de los ocho actores que dan vida a los alumnos de 'Los chicos de historia'. Asistí a la función del viernes y la repetí el sábado. Desde las filas 6 y 4, pasillo, respectivamente. Y pocos, muy pocos como yo, pudieron identificarse tanto con el texto de Alan Bennett. Que un autor, a sus setenta años, se mostrara tan lúcido e ilusionado por lanzar un mensaje de esperanza, no deja de ser revelador.
Privilegio. Esa es la palabra. Privilegio por presenciar una función de estas características, pero sobre todo, por establecer tanta sintonía con ella. Por hablar el mismo idioma. Por captar tantos matices que a otros se les pueden escapar. Por llorar un poquito el viernes y otro poquito el sábado cuando Nao Albet canta su canción de desamor. Por saludar efusiva y sinceramente a José María Pou. Por constatar que Jaume Ulled es tan grande en la arena de la vida como sobre el escenario. Por ver lo que otros no ven. Privilegio por haber vibrado tantísimo como lo hizo Jesús Ruiz Mantilla con la actuación de Lang Lang, en las aulas de la Universidad de Elche, en las de la ECAM, en estos días especiales que estoy viviendo.

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