Cuando el centro y la mitad sur
se han convertido en una caldera, pocas imágenes hay que puedan ser tan placenteras como la de ver el agua que salpica a las puertas de casa.
¿Qué me quita y qué me da este blog? ¿Cuánto cuento y cuánto callo? La verdad es que cuanto más cuento, más me doy cuenta de lo tantísimo que callo. Y no es juego de palabras.
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