Al poco de hacer esta foto, escuché en una de las aulas afirmar a un ponente, director del Instituto Castellano Leonés de la Lengua y por tanto de las publicaciones de institucionales de esa región para más señas, afirmar que los mayores best sellers no eran otros que el Kempis y la Enciclopedia Taurina de Cossío. Que no había casa salmantina que no tuviera este último, y que era el regalo de boda más socorrido. Trataba de hacerse el gracioso, pero lo decía muy en serio.
En ese instante me acordé de Eduardo. Que no tendrá ni idea de lo que es el Cossío. Ni falta que le hace. Me acordé de él y de todos los que son como él. Me acordé de mis alumnos. Y convine, una vez más, que los tiempos han cambiado a una velocidad vertiginosa. Tengo una certeza: cuando Eduardo Martínez, Edu, este señor que está templando y mandando en la sala África, tenga la edad de Gonzalo Santonja, que así se llama el ponente aludido, no se parecerá en nada a él. Ni en el físico ni en gustos. Ni en bagaje ni en referentes. Tal vez ni en la forma de hablar ni de sentir. Algo obvio sobre lo que creo no se recapacita lo suficiente. Yo me encuentro mucho más cerca de Eduardo que de Gonzalo, qué le voy a hacer.
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