De pequeño ya quería esto. A eso se llama vocación, llamada, objetivo vital. Lejos de querer ser bombero o futbolista, a mí me causaba pánico, a los diez años, tener que incorporarme al terreno de juego haciendo de portero en el equipo del colegio. Como si cada uno de los goles que me iban a meter fuese una humillación. Y hasta una premonición de todos los que vendrían después.
Tal vez por eso merece la pena mirar esta web. Verme ahí, con gente principal, como Leguina o Nart, compartiendo opinión, es una reafirmación de que lo que quería de pequeño se ha cumplido. Que al menos en este terreno no ha habido frustración.
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