Jueves por la noche. Aún no ha comenzado el festival, pero ya puedo decir que San Sebastián 2009 ha valido la pena.
El viaje, en sí mismo, ha compensado. Las diez horas de desplazamiento. La socialización. Estar con unos y con otros en el tren y en el bus. Esa y no otra es toda la energía que necesito para sobrevivir.
Y al final de la jornada, ver a estos que son como mis hijos, a Miguel, a Christian y a Carlos, felices, contentos. Creando lo más parecido a una familia. Tampoco hace falta mucho más para sentirme bien. Pero bien pensado, no pido poco.
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