Pero cuántas noches tiene Álex. La noche de Venecia. La de Toronto. La de Sevilla. La de Alicante. La de la Gran Vía. La de los Nonimados. La de los preGoya, los Goya y los postGoya. Qué envidia. Y sin tener que sufrir los padecimientos y servidumbres de la princesa Letizia. Pudiendo ser él mismo, natural. Como una ametralladora. Qué envidia.
viernes, 10 de diciembre de 2010
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