Hace un par de semanas escuché un recital de este señor en Alicante. No había cartel. Lo traía la Sociedad de Conciertos y no había ni un triste cartel. Nunca lo hubo en cuarenta años. La actuación de este mismo concertista en Valladolid, a base de pegada de carteles, parece otra cosa. El que haya taquilla, a 30 euros de vellón la entrada, también le da más empaque.
Por cierto, que el señor al que vi yo hace un par de semanas, siendo el mismo, poco tiene que ver con el que aparece en la foto. Era lo más parecido a un friki, con perdón. Un Rappel venido a más. Y dio la impresión de que desde su mundo, al piano, en el escenario, a lo que se vivía en la platea, un público llamémosle entrado en edad, valga el eufemismo, distaba un abismo.
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