Como sucede siempre, el encuentro con Juan Antonio Quintana reviste ciertos aires cardenalicios. Como los que se gastan los personajes de la película de Moretti. Nos abrazamos, nos besamos, y nos deseamos la felicidad acostumbrada para el periodo venidero. Evidentemente, si él es Quintana y esta es la sala de prensa del Calderón, es que estamos en la Seminci.
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