Las letras de las dos cantatas elegidas, la 12 y la 22, son tremendas. Sigo en el programa de mano la traducción al castellano y es tremendo. Dolor, dolor, más dolor. Tiemblo, sufro, gimo. Me siento abandonado. Por qué te olvidaste de mí. Aflicción. Mucha aflicción. Sólo tú me redimirás de ella.
Para colmo, las condiciones no acompañan. Las sillas de madera instaladas son terroríficas. Y el espacio no puede ser más lúgubre y oscuro.
Para compensar, convendría echarse a la boca un musical de Broadway.
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