Ayer estrenamos el nuevo andén 1 en la estación de Renfe de Elche. O lo que es lo mismo, anteayer pisamos por última vez, sin saberlo, el andén 2 de la susodicha estación. Las obras durarán todavía varios meses. Con un poco de suerte, las vías 1 y 2 estarán operativas en mayo, y al menos los trenes podrán volver a cruzarse en la estación (no a las afueras, debiendo parar en medio de la nada) evitando los 10 minutos de demora con los que circulan sistemáticamente.
Si para juzgar a un presunto lo que se necesitan son pruebas, pruebas, la situación de la red ferroviaria entre Alicante y Elche sería más que suficiente para cuestionar el trabajo de los políticos de esta zona. Y para constatar su fracaso.
Que los andenes 1 y 2 de la estación de Elche hayan lucido hasta este 2010 como han lucido era una vergüenza. Pero la cosa no acaba ahí. Quedan los automotores. José Antonio Labordeta, en la sección de palabras moribundas de 'NEUDC', de Radio Nacional, recordaba el término como una reliquia de su pasado. Y recordaba perplejo cómo en su visita a la región de Murcia, mochila en ristre, se reencontró con ellos.
Los nuevos andenes son blancos. Como los de las estaciones de metro de hoy. Pero los automotores que los cruzan seguirán provocando a su paso un ruido infernal y una humareda con olor a quemado que provocará lipotimias.
viernes, 19 de marzo de 2010
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