Qué diferentes son los 28 grados de Alicante de los 28 grados de Madrid.
Así lucía, desierta, la avenida de Maisonnave de Alicante a las nueve y cuarto de la mañana de este primer domingo de agosto. La temperatura era de 28 grados, pero el ambiente bochornoso ya era insoportable. A las dos de la tarde, en Chamartín, los termómetros marcaban la misma temperatura. Pero la sensación era bien diferente. Mujy confortable.
No sé por qué se da tanta importancia a los valores de las máximas, cuando las peligrosas, las que restan calidad de vida, son las temperaturas mínimas (en Alicante, pasada la medianoche, 28) y la humedad. Han sido ocho días duros, asfixiantes, en el Mediterráneo. Cada vez entiendo menos por qué la gente acude allí en masa.
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