Me gusta ver el logo gigante de la Seminci expuesto en la pantalla del Teatro Calderón.
Por asociación de ideas, pasan por la mente los once años previos. Sobre todo, las cartas procedentes de la oficina del Festival, cuyo membrete en el sobre siempre era éste. Y que siempre presagiaban, recibidas al final del verano, una cita muy grato.
La del amor al cine, dicho sin pedantería.
sábado, 25 de octubre de 2008
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