Por un 2009 lleno de instantes de belleza en estado puro, de belleza de la buena. Por muchas resacas, por muchas mañanas mágicas, por muchos amaneceres como los que canta el poema:
"Los rostros sucesivos de tu rostro
no eran obra del lento retirarse
de la luz, ni tampoco
del alcohol o del sueño:
tú eras muchos en uno".
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