Ya lo escribió Esquivel: pero qué 'jolivú' es Elsa. Cómo disfruta. Cómo goza el momento. Cómo vive estas comparecencias.
Nos saludamos. Le tomo la mano cual princesa. Me cuca el ojo como ella sabe hacerlo.
Siempre que coincidimos, no dejo de pensar. Y motivos no me faltan para consolarme. ¿Dónde estaba ella, hace 12 años, en junio de 1998? En sus cosas. ¿Dónde estaba yo? En la primera fila de ese Salón Rossini. Haciendo lo mismo que hago hoy. ¿Dónde estará ella dentro de doce años, pasado el 202o? Yo, con toda seguridad, salvo que un infarto fulminante me lleve, en el mismo Salón Rossini. Sonriendo a los operaprimistas que entren.
Porque lo mío es una vocación, una llamada, una forma de vida. Porque no dependo de un partido político. No dependo de nadie. No tengo sueldo, vale, no tengo poder, de acuerdo. Pero es que no se puede tener todo.
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