martes, 14 de agosto de 2012

CENA DEL DOMINGO

¿Quién dijo que los domingos eran terroríficos? ¿O tediosos? ¿O monocordes? ¿O incitadores a la contemplación? ¿O previsibles? ¿O favorecedores del piloto automático? ¿O todo eso y cosas mucho peores? Ya sé que lo dije y lo mantengo. Pero menos mal que no hay mal que cien años dure, y a las 9 de la noche, como sin saber de dónde, aparecen el italiano Marco, y Sergio y Diego, y se incorpora José Luis de Madrid, y resulta un corrillo tan apañado que dura hasta que se apaga la llama olímpica.

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