¿Quién dijo que los domingos eran terroríficos? ¿O tediosos? ¿O monocordes? ¿O incitadores a la contemplación? ¿O previsibles? ¿O favorecedores del piloto automático? ¿O todo eso y cosas mucho peores? Ya sé que lo dije y lo mantengo. Pero menos mal que no hay mal que cien años dure, y a las 9 de la noche, como sin saber de dónde, aparecen el italiano Marco, y Sergio y Diego, y se incorpora José Luis de Madrid, y resulta un corrillo tan apañado que dura hasta que se apaga la llama olímpica.
martes, 14 de agosto de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario