Visito la tumba de don Marcelino. Trasladaron sus restos a la catedral. Para haber fallecido a los 56, qué envejecido estaba. En las fotos no mejora nada. Pero si es casi mi edad y la de Javier Sardá. Está claro que hace un siglo, en 1912, tele no había, y a lo mejor de salud mental estaban mejor. Pero de físico enseguida se estropeaban.
domingo, 19 de agosto de 2012
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