Hay llamadas que abren nuevas ventanas. Que encienden mechas cuyo traca final puede ser espectacular.
Defiendo el carpe diem y apoyo a quienes lo adoptan como filosofía vital, pero no entiendo mi carpe diem sin proyectos ilusionantes. Puedo vivir bien el aquí y ahora si sé que al pasar página voy a encontrarme como más proyectos ilusionantes. Puedo sacar el jugo a lo que el hoy me ofrece pero no puedo negar que también me anima mucho a salivar lo que llegará más tarde, siempre que sepa que va a llegar.
Por eso la llamada de este primer día de abril ha sido tan reveladora y tan ilusionante. Me han encargado coordinar desde la mismísima UIMP sendos cursos sobre Amenábar y Álex de la Iglesia. Sin prisa pero sin pausa. Si no para este año, para el que viene.
Lo importante es que se ha encendido la mecha...
Y eso significa que puedo vivir el gozo del presente (en estas poderosas imágenes captadas el lunes, el campus de la UMH oliendo a ozono, en pleno temporal tardío) con el gozo de lo que está por venir.
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