jueves, 9 de agosto de 2012
MIERDA
Hay semanas en las que duele el alma. En las que conectarte a Internet supone un disgusto continuo. Un zarpazo. Como si te arrancaran partes de ti. ¿Podrá haber personas tan distintas como Chavela, Marvin Hamlisch y Sancho? Pues a los tres los siento como de la familia. Los tres me han construido como soy. De los tres he mamado. Con los tres he crecido. Y mira que es difícil ser a la vez partícipe de la voz acanallada de Sancho, el más canalla de los doce hombres sin piedad que reunió Pérez Puig, y a continuación ponerse a llorar con las canciones de 'A Chorus Line', como si fueras un gay de manual. Pero ese soy yo. Tan políedrico. Cada año que pasa me pone más escuchar a Chavela. Las melodías de Hamlisch me llegaron desde pequeñito. Pero a mí me van las cercanías, ya se sabe, y Sancho Gracia fue al único de los tres al que que tuve la suerte de conocer, de encontrámelo una y otra vez. Y siempre fue un honor y un placer. En días como hoy da miedo entrar a Internet por si ha caído alguien más. No sé cómo hay columnistas que se permiten vacacionar en agosto. Como si en agosto cerrasen la vida y la muerte.
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