El paréntesis especifica (tarde) porque también hay turno de mañana. El campus alicantino luce espléndido. No se puede negar. Con una luz impresionante. Con una amplitud que invita a desconectar.
Sin embargo, como he dicho tantas veces, podemos sentir la extrañeza hasta los lugares más paradisíacos, más favorables, más serenos. Se trata de encontrar el sitio. A las diez de la mañana, el campus luce solitario. Por eso es necesario tener un rincón, un hueco, un espacio propio, pertenecer a alguna parte, permanecer vinculado a alguien. Con esa pertenencia, con ese vínculo, el marco sí pasa a ser incomparable.
Con turnos de mañana y tarde, con un lugar donde asirme, desde el que ser y estar, permanecer en el lugar, casi morar en él, es una bendición.
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