Mi amigo Tino colgó los trastos de matar, léase las clases de secundaria, la nómina fija, y se trasladó desde Huelva a Madrid a ser él mismo. Se atrevió. Soñó. Se colgó esta cita de Goethe detrás de la puerta de su habitación, y ahí está, tan feliz, dedicándose las 24 horas a sacar lo que lleva dentro.
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