Es difícil encontrar una estación de tren o de metro tan sórdida como la de Elche. Pero qué más da. Ni toda la sordidez del mundo puede con mi ilusión. Porque al final del túnel, está la luz. Al emerger de las escaleras mecánicas, vuelve la vida.
El despacho del edificio Torreblanca, a tres minutos andando desde la estación. Las sonrisas de Sonia y Eva en la radio universitaria. Las rastas de Ximo. La multitudinaria sesión de prácticas con los de segundo, esta semana zambulléndonos en la nostalgia y la historia de la televisión. La terapia con sesenta alumnos de tercero con motivo del chequeo de las críticas a la película de Almodóvar. El estimulante 'gracias, Antonio, la clase de hoy ha estado muy bien', pronunciado con la sonrisa de oreja a oreja del impecable Salvador Campello. Tantos momentos bellos.
jueves, 26 de marzo de 2009
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