Me hubiera gustado, tantísimo, ver a Matilde Fernández como presidenta del gobierno. Llegó a ministra. E intentó algo más en la cúpula del partido. Pero parece que los guerristas no lo consintieron. En fin.
Con su aspecto de monja progre, me da a mí que esta mujer tiene que ser muy honesta, y muy luchadora, y muy convencida de que debe luchar hasta el fin de sus días por los asuntos sociales. Aquí anda con un curso sobre sindicalismo, que es lo que le ocupa ahora.
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