De todos es conocida mi fobia a los domingos y festivos. Vivo mi 25 de julio, rojo en el calendario en Madrid, ajeno a operaciones salida, a parálisis de actividad, a años luz del aburrimiento y el tedio.
Vivo un 25 de julio feliz. Primero con una terapia de cuatro horas con los alumnos. Después con una comida con los cortometrajistas. Y al final con una cena fría y una entrega de premios.
Tal como está mi vida, viene al caso la reflexión de que morirse, ahora, sí sería una putada. Que un cáncer, ahora, sí sería un verdadero contratiempo.
Porque he vivido durante muchos días y muchas noches como un vegetal, y sé de lo que hablo, relativizo demasiado el hecho de vivir por vivir, a toda costa. Porque no estar vivo no es sinónimo de estar vivo. Si sólo late el corazón-víscera pero no late el otro corazón, lo mismo da ser un mueble que una persona.
Ahora soy persona, me siento persona. Y no quisiera que me sorprendiera la muerte, ni un maldito cáncer. Ahora no.
P.D. Por cierto, a la hora del café me emociono. Diviso en una mesa cercana a Manuel Lamarca e Isa, ¡de Córdoba!
Me enseñan en la cámara 140 fotos de la boda de Juan Antonio Gavilán. Me saltan las lágrimas... Cuánto me ha querido y me quiere este hombre... La última boda a la que asistí fue al de Mª Ángeles Cuchillo, va para veinte años. Pero eso es otra historia.
Buenas, lo primero felicidades por el blog. No intentaré leer todos los contenidos anteriores, pero ten por supuesto que te visitare a menudo.
ResponderEliminarUn saludo