La vida se compone de trípodes. De unos cuantos trípodes.
Está el amor. Cultivando la pasión, la emoción y el compromiso. Un trípode sólido. Y está la amistad. Con personas nobles que rezumen bondad, inteligencia y belleza. Un trípode infalible.
Conocer a Miguel Ondarreta ya es mucho. Me honra su amistad desde hace una década. Si un día llegase un Miguel que me hiciese pasar del trípode infalible al trípode sólido, levitaría.
Por el momento, disfruto de lo que hay. Y de verdad que hay mucho.
Nos cuenta Pepe Monleón en su charla que un día le aconsejaron que se enamorase de mujeres a cuál más imposible, como receta infalible para ser feliz. Idealizando que es gerundio.
Para no toparse de bruces con la realidad.
Mi vida es un viaje entre el trípode amistoso, que afortunadamente ya he logrado, hasta el trípode amoroso que se resiste. Quizá, como le recomendaron a Monleón, sea mejor así.
Qué lío...
lunes, 28 de julio de 2008
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