Aunque suene paradójico, no me gusta viajar. No me gusta descubrir nuevos lugares, arriesgarme a visitar espacios de los que desconozco la logística.
En este sentido, mi verano de 2008 es paradigmático. De libro. Calco de la ruta de los últimos doce veranos. Del Escorial a Elche. Y de Elche otra vez al Escorial. Dentro de tres semanas del Escorial a Santander. Pasando por Valladolid.
Territorios bien conocidos. En ocasiones alojado incluso en la misma habitación. En el Eurofórum la 261. En el Hotel Imperial de Valladolid (el de los octubres de la Seminci) la 111.
A eso me refería con lo de que no me gustan los viajes. He ensanchado mi casa. Sólo eso. He ensanchado mi casa. Y el Eurofórum del Escorial es una extensión. Y la Cátedra de Cine de Valladolid otra. Y la UIMP santanderina otra más. Y eso no es viajar. Eso es merodear por los territorios conocidos palmo a palmo. Haciéndolo, cuantísimo honor, en calidad de profesor.
No me extraña la cara de felicidad en el tren.
domingo, 27 de julio de 2008
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