Mi labor de inventariar a los críticos españoles puede ser posible. La de unirlos, lograr que se entiendan, es imposible.
Algunos no se llevan bien, otros ni siquiera se conocen.
Aquí estoy con Alejandro G. Calvo, una de las últimas adquisiciones de 'El Cultural'.
No existe hoy por hoy ningún elemento aglutinador de la crítica. Los de 'Cahiers' hacen la guerra por su lado. Los popes, por otro, los de las digitales ejecutan textos de guerrilla.
Estudiar y analizar la crítica de aquí y ahora es una tarea inédita, a la que dedico mucho tiempo. Como hobby. Porque me gusta.
El Festival de San Sebastián es el que más críticos aglutina, con 1.250 acreditados de prensa, color amarillo, color verde y color tabaco. No están todos los que son ni son todos los que están. Pero casi.
Es una pena que nada articule, nada vertebre y nada nos una. Apenas las hojitas que nos reparte Jerónimo Martín para votar el premio del CEC, Círculo de Escritores Cinematográficos, y poco más. Lo bueno de que esté todo por hacer es que hay un camino virgen, y un pastel apetitoso al que hincar el diente.
Los críticos ven películas y más películas. Pero no se leen entre ellos. Yo peino sus textos. Los guardo. Los reviso. Y me atrevo a decir que nadie más lo hace.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
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