Sole Jiménez sabe mucho de ésto. Si la felicidad son momentos, aquí tengo uno de ellos. Para quienes no tenemos hijos que nos den alegrías y sentido, para quienes la amistad es el valor supremo, instantes así no tienen precio.
Un encuentro encadenado entre cóctel, y paseo, y pre-proyección y proyección y post-proyección. Un diálogo inteligente con gente que te gusta. Gente que quieres y que empiezas a querer porque te gusta.
Recordadme, como yo me recordaré, que el sábado 20 de septiembre, a las puertas del otoño, fui feliz.
domingo, 21 de septiembre de 2008
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