José Pacheco. Gaditano. La nobleza personificada. En el anterior post he convocado el Premio al Mejor Alumno del verano. Sería muy injusto por mi parte dejar fuera a Jose. Por eso debo mencionarlo. Aunque sea fuera de concurso.
Y guardarlo en el lugar donde se guardan las cosas importantes. Esas que te hacen llorar cuando nadie te ve.
Jose, sin tilde, me evoca a Serrat, a Sole Jiménez, a la música brasileña, a 'Cuando los elefantes sueñan con la música'. A todo lo bueno, lo auténtico y verdadero. A aquello por lo que merece la pena vivir.
Jose supone reconciliación con el ser humano, constatación de que a la vuelta de la esquina la vida siempre regala una esperanza. En mi caso, la esperanza más grande, aquella a la que me aferro, que no es otra que la de encontrar un ser humano inteligente y bueno. El trípode que nunca falla. Bondad, inteligancia y belleza. Serenidad contagiosa. Y una mirada irresistible. Una mirada que traspasa.
Seguro que en los días venideros volverá a aparecérseme. Porque esto es lo único importante del viaje. Lo que perdura. Lo que permanece. El descubrimiento del otro.
Viajo casi con lo puesto. Pero mi equipaje de regreso pesa más, porque me llevo lo más grande. No soy el mismo porque mi agenda se ha ampliado. Y quienes la han ampliado me han hecho mejor.
Hola Antonio...
ResponderEliminarNO te conozco ni me conoces pero tenemos en común una idea: Jose es único y hemos tendio la suerte de tenerlo en nuestras vidas; yo, hace ya casi 25 años.... Y me sigue sorprendiendo. Como el dice, hay que sacudirse el polvo de las sandalias y seguir caminando. Una delicia hacerlo a su lado.
Espero que coincidamos alguna vez por estos rincones gaditanos.
Un beso
Marisa