A diferencia del Escorial, donde la bollería era fina, en los desayunos de Santander prima la bollería industrial. Las bolsita de Martínez, para entendernos. Sobaos, cabellos de ángel, galletas de chocolate.
La mesa no tiene desperdicio. Paco el farmacéutico, séptima semana por aquí. Rodrigo el pintor. Y la señora. Siempre hay una señora cerca de Paco. Le adoran. La señora está haciendo teatro en el taller de Paco Vidal.
La señora comenta a Rodrigo que las obras no se regalan. Yo le contradigo aclarando que me encanta regalar mis libros. "¿Y qué hay que hacer para conseguirlos?". "Pues hacerte amiga".
Entonces tercia Paco. "Vas bien. Se empieza por los desayunos. Y ya se sabe. Tacita a tacita...".
Cuánto sabe este hombre...
viernes, 22 de agosto de 2008
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