Hoy viernes es un día para llorar. Abandono la 261. Mi casa durante siete semanas.
Batiendo récords se contemporización, esta última semana conozco a una treintena de alumnos. Con nombres y apellidos.
Para ellos es el final de curso, pero para mí es el final de la estancia. Y noto, porque hay cosas que se notan muy adentro, que voy a explotar de un momento a otro...
Por eso prefiero esta foto. Porque tiene gracia, pero las caras de sus protagonistas lo dicen todo...
viernes, 15 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario