Contrasta la soledad de la playa de los Bikinis, la de mi casa, con la del Sardinero. Y es que en cuanto sale el sol, se llena.
El cielo de Santander ofrece los colores las distintas estaciones en una sola semana. Llevo aquí desde el martes y ya he disfrutado de todas las tonalidades posibles.
Hoy, el azul intenso.
sábado, 23 de agosto de 2008
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