A estas alturas de itinerario, cuando priman los (emotivos) reencuentros se agradece, y de qué manera, descubrir nuevos rostros en el camino. De esos que, incluso en la distancia, transmiten energía positiva.
Pablo es cellista. Dedica casi todo su tiempo al instrumento, que no compagina con ninguna otra carrera. Llegará. Me quedo con las ganas de escucharle interpretando. No será muy difícil emocionarme con su música.
El cine es la otra de sus pasiones. Por eso está en la cátedra.
martes, 19 de agosto de 2008
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